jueves, 2 de octubre de 2008

Alfonsín llenó de emoción la Casa Rosada


Por primera vez en casi cinco años y medio en el poder, los Kirchner se permitieron homenajear a un líder opositor y abrieron las puertas de la Casa Rosada para agasajar al ex presidente Raúl Alfonsín y sus ex ministros y colaboradores, que ayer volvieron eufóricos a Balcarce 50 con el visible peso de los años encima.
Más allá del rédito de mostrar una foto de apertura política, el acto en el que se colocó el busto de Alfonsín junto al resto de los presidentes argentinos fue un verdadero agasajo al hombre que la propia Cristina Kirchner calificó como el "símbolo del retorno de la democracia".
El vicepresidente Julio Cobos faltó sorpresivamente a la cita y, fuera de los radicales que invitó Alfonsín, no hubo tampoco figuras de peso de la oposición. La Casa Rosada, en silencio, lo festejó.
A pesar de las diferencias políticas, la anfitriona y el invitado coincidieron en enviar un mensaje de unidad.
Alfonsín volvió así a transitar por los despachos oficiales, con su caminar lento y ayudado por un bastón. Con la salud deteriorada y la voz gastada, propuso dejar de lado el pasado: "Los argentinos hemos vivido demasiado tiempo discutiendo para atrás", planteó en su discurso, que leyó, llenó de emoción. Sus papeles tambaleaban entre las manos. Pero siguió: "Propongo que todos lo intentemos, con la cabeza y el corazón en el presente y la mirada hacia el futuro".
Hubo aplausos eufóricos para el agasajado de los hombres que fueron sus colaboradores. "No hubo ni habrá aquí más presidentes de facto", lanzó Alfonsín, y radicales, peronistas, socialistas y extrapartidarios aplaudieron. La frase fue celebrada por Néstor Kirchner, el único ex presidente invitado que se ubicó en la primera fila, a la derecha del agasajado. Allí estaba también reservado el lugar para Cobos, que se quedó en el Senado (ver aparte). Alfonsín ni llegó a percibir la ausencia y lo nombró al comenzar su discurso.
La Presidenta eligió rendirle un verdadero homenaje al líder radical. Para que no quedaran dudas del motivo de la convocatoria, resaltó: "Yo quiero que quede bien claro que esto es un homenaje a usted como persona. Es usted el símbolo del retorno de la democracia". Otra vez llegaron los aplausos. Esta vez para ella.
"En este momento que vive el mundo debemos tomarnos el descanso cada uno de nosotros, de nuestras miradas hacia el pasado, o tal vez de nuestras diferencias partidarias, para realmente, en un diálogo nacional fructífero y profundo, encontrar ese camino de unidad nacional y de reconstrucción del país", pidió la Presidenta.
El que eligió contestarle a Alfonsín fue Kirchner. Si bien resaltó ante LA NACION que estaba "emocionado" por el acto, sostuvo: "Me parece muy bien su mensaje, pero uno no tiene que renunciar nunca a la justicia", en respuesta a la propuesta de Alfonsín de dar una vuelta de página en la historia.
Casualidades o no, parado detrás de Néstor Kirchner quedó ubicado Guillermo Ledesma, ex camarista del juicio a las juntas militares que terminó en Miami, reunido con Guido Alejandro Antonini Wilson, para ser su abogado, pacto que nunca llegó a concretar, en la causa por la valija.
El gabinete nacional en pleno dio el presente, mezclado en la más variada lista de invitados que ideó Alfonsín. Desde su vicepresidente, Víctor Martínez, que descubrió el busto con la Presidenta, hasta el ex jefe de gobierno porteño Aníbal Ibarra, Graciela Fernández Meijide, el histórico dirigente peronista Antonio Cafiero, el radical Enrique Nosiglia y hasta el líder de la CGT, Hugo Moyano, que sacaba cuentas y se enorgullecía de que, en proporción, él le había hecho más paros a Fernando de la Rúa que los que Saúl Ubaldini había encabezado durante el alfonsinismo.
El despacho del jefe de Gabinete, Sergio Massa, fue la antesala del encuentro entre el matrimonio Kirchner y el ex presidente. "Vine porque me invitó Cristina", se atajó con humor Alfonsín cuando vio al titular del PJ. Los tres sonrieron.
Alfonsín eligió explayarse sobre la democracia, a la que calificó de "real y tangible" pero "coja e incompleta". Y en lo que pareció su párrafo más duro, sostuvo: "La intolerancia, la violencia, el maniqueísmo, la compartimentación de la sociedad, la indisponibilidad para el diálogo han sido maneras de ser y de pensar que echaron raíces y constituyen todavía hoy una de las principales rémoras y déficits". Y mostró una cuota de humildad: "Este no es un homenaje a mi persona, sino a la democracia".
Cristina Kirchner, con modos maternales, lo ayudó a trasladarse y le acercó el micrófono. Lo despidió con afecto: "Con ese reconocimiento que le doy como argentina y como militante política, permítame agradecerle su presencia, su historia y su vida".
Alfonsín
Nació en Chascomús el 12 de marzo de 1927. Su vida la dedicó a la política. Fue legislador provincial y nacional. En la década del 70 fundó el Movimiento de Renovación y Cambio de la UCR.
El 30 de octubre de 1983 fue elegido presidente de la Nación. Gobernó hasta 1989 y fue el artífice de la transición democrática tras la última dictadura militar.
Activo defensor de los derechos humanos, creó la Conadep, cuyo informe fue crucial para el juicio a las juntas militares, que él mismo promovió.
Soportó alzamientos de militares carapintadas. Jaqueado por la hiperinflación en 1989, adelantó 6 meses el traspaso del poder tras el triunfo de Carlos Menem (PJ)
Diario La Nacion

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